martes, 29 de marzo de 2011

MARIANA PINEDA

Transcrito: Celia García.

T

A MELCHOR FERNÁNDEZ ALMAGRO (14)

[Dibujo: Mariana Pineda]

[Asquerosa, septiembre de 1923.]

Queridísimo Melchorito:
Marianita, está en su casa de Granada, medita si borda o no borda la bandera de la Libertad. Por la calle pasa un hombre vendiendo <<alhucema fina de la sierra>> y otro <<naranjas, naranjitas de Almería>>, y los árboles recién plantados de la Placeta de Gracia saben ya, por los pájaros y por el pino del seminario, que un romance trágico y lleno de color ha de dormirlos en las noches del plenilunio turquesa de la vega. ¡ Si vieras qué emoción tan honda me tiembla en los ojos ante la Marianita de la leyenda!... Desde niño estoy oyendo esa estrofa tan evocadora de

Marianita salió de paseo
y a su encuentro salió un militar...

Vestida de blanco, con el cabello suelto y un gesto melodramático hasta lo sublime, esta mujer ha paseado por el caminillo secreto de mi niñez con un aire inconfundible. Mujer entrevista y amada por mis nueve años, cuando yo iba de Fuente Vaqueros a Granada en una vieja diligencia, cuyo mayoral tocaba un aire salvaje en su trompeta cobre. Si tengo miedo de hacer este drama, es precisamente por enturbiar mis recuerdos delicadísimos de esta viudita rubia y mártir.

¿Qué me aconsejas tú? Yo, quiero hacer un drama procesional..., una narración simple y hierática, rodeada de evocaciones y brisas misteriosas, como una vieja madonna con su arco de querubines.
Una especie de cartelón de ciego estilizado. Un crimen, en suma, donde el rojo de la sangre se confunda con el rojo de las cortinas. Mariana, según el romance y según la poquísima historia que la rodea, es una mujer pasional hasta sus propios polos, una posesa, un caso de amor magnífico de andaluza en un ambiente extremadamente político ( no sé si me explico bien ). Ella se entrega al amor por el amor, mientras los demás están obsesionados por la Libertad. Ella resulta mártir de la Libertad, siendo en realidad (según incluso lo que se desprende de la historia) víctima de su propio corazón enamorado y enloquecido.
Es una Julieta sin Romeo y está más cerca del madrigal que de la oda. Cuando ella decide morir, está ya muerta, y la muerte no la asusta lo más mínimo. El último acto ella estará vestida de blanco y toda la decoración en este mismo tono. Ni el romance ni la historia me vedan en absoluto que yo piense así... Es más: mi madre me ha dicho que estas cosas se susurraron por Granada. Me gustaría que conocieras el argumento y la división de las escenas. Escríbeme en seguida. Mañana me voy a Granada. Dirige allí tus cartas.

Vi lo que D'Ors dice de mí. ¡Muy gracioso!
Adiós. Recibe un abrazo de tu poeta y amiguísimo

FEDERICO.

Que me contestes largamente.
En Granada te giraré.

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